Lo primero es conocer las medidas exactas del entorno y saber de cuánto espacio dispones para construir la piscina. Recuerda que el borde (margen y suelo que rodea la piscina) debe tener una dimensión amplia, cómoda y segura.

La piscina se divide en dos partes: el interior (donde se almacena el agua) y el exterior por donde se transita, también conocido como borde de piscina. Ambos son muy importantes y deben ser creados con materiales de alta calidad, pues van a estar expuestos a diferentes condiciones ambientales.

En cuanto a los materiales aconsejados para el interior de la piscina, esta puede ser diseñada con mosaicos de vidrio (aptos para inmersión) o porcelanatos y cerámicas. En cuanto a estética y durabilidad, ambas opciones son muy recomendadas. Lo ideal es que un experto te asesore en la elección de estos materiales, porque deben soportar el peso del agua, ser inmunes a la corrosión y de fácil limpieza para prevenir la proliferación de hongos y moho.

El piso del borde de la piscina tiene que reunir ciertas condiciones para que sea duradero, confortable y seguro: Debe estar hecho en un material tolerante al calor, a la humedad, a los agentes químicos de las cremas bronceadoras y a los cambios bruscos de temperatura. En lo posible debe contar con superficie ADZ (tratamiento antideslizante), para minimizar el riesgo de accidentes por resbalones.

Entre los pisos que cumplen con estos requisitos hay líneas de porcelanatos, concreto arquitectónico, deck sintéticos (madera plástica) y vinílicos (pavimentos elaborados a base de policloruro de vinilo).

Para complementar tu piscina nada como las duchas externas, las cuales son pura relajación al aire libre. Estos innovadores modelos de ducha se instalan rápidamente, son de materiales muy resistentes y vienen equipados con salidas de agua, que te harán sentir como si estuvieras bajo una cascada natural.