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¿Cómo remodelar una sala - comedor?



De acuerdo con tu gusto y personalidad define el estilo que deseas imprimir en tu sala - comedor: moderno, clásico, urbano, industrial, nórdico, ecléctico (combinación de diversos estilos), etc.

Antes de elegir y adquirir tus nuevos acabados determina las dimensiones exactas del espacio que se va a intervenir. El diagrama mental de cómo deseas que luzca tu nueva sala llévalo al papel y describe allí las medidas, de este modo no quedarás sujeto a cálculos que pueden no ser tan exactos.



La zona de estar es un espacio multifuncional, de socialización e integración, y por lo tanto requiere un piso que soporte el uso que se le va a dar. Puedes escoger entre suelos de tráfico residencial bajo, medio o alto, dependiendo que tan transitado sea el espacio, o si hay niños en casa. En cuestión de estilos hay mucho para elegir, con efecto piedra, marmolizados, cementos, hidráulicos, maderas, etc.



En cuanto a las paredes lo más conveniente es revestirlas con un enchape atemporal, para que pongas fin a temas tan engorrosos como la pintura cada seis meses y las humedades.

Puedes aplicar una fachaleta para que la pared se vincule a la decoración, se convierta en un foco de atención visual y sus texturas activen una conexión sensorial con tu entorno. Si prefieres un enchape con relieve tus paredes ganarán más cuerpo y volumen. Mientras que los revestimientos de colores vivos, como los hidráulicos, son una recarga de energía, suben el ánimo y estimulan la creatividad.



Otra meta de la renovación es sacar el mayor provecho de la luz natural a través de los acabados y sus colores. Cuando una buena cantidad de iluminación exterior entra a la sala hay cromatismos que se potencian como son el azul zafiro, el verde esmeralda y los tonos marrones y oscuros. Estos colores se integran muy bien con la decoración, el mobiliario y accesorios como los cojines.

Cuando la claridad es más bien escasa los acabados blancos o gris claro ayudan a magnificar la sensación luminosa. Los acabados brillantes (pisos y paredes) son grandes aliados de la luz y casi que equivalen a tener una lámpara de más.



Si deseas un espacio más relajante puedes emplear tonos fríos, como los azules claros, los violetas fríos y los grises. Con esta gama cromática se genera una atmósfera serena y acogedora.

Dado el caso de que no quieras arriesgar más de la cuenta puedes decidirte por mezclar colores neutros como diferentes tonos de blanco, gris o beige. Otra opción es el monocromatismo o Total Look, el que consiste en usar un único color y sus diversas tonalidades, desde las más claras hasta las más intensas. Con esto se consigue uniformidad y mayor percepción de profundidad.



Si sientes que la elección de los colores para los acabados de tu sala te está haciendo más compleja de lo esperado, existe una guía infalible. Se trata de la norma del 60-30-10. Independiente de la paleta de colores que elijas puedes programar la distribución de los tonos así: 60% tono dominante, 30% tono secundario y el 10% sobrante lo puedes invertir en los acentos de color.